Me gusta mucho esta charla TEDxTaipei, no sólo porque yo viva en Taiwán pues no recuerdo cómo di con ella. Presentada por Tom Chi, un astrofísico taiwanés que expone algo así como la doctrina budista de la Originación Dependiente sin siquiera nombrarla y desde un punto de vista puramente científico.
Por poner un ejemplo del vídeo si no quieres verlo: hace 3 mil millones de años (3 billones americanos) el planeta Tierra estaba lleno de unos diminutos seres llamados cianobacterias, precursoras de la fotosíntesis. Estas bacterias que podían vivir un par de semanas antes de morir lo único que hacían durante sus vidas era inyectar un poquito de oxígeno a la atmósfera. ¿Cuál es el sentido de la existencia de esas bacterias? Visto desde su punto de vista es nada, irrelevante. Pero su acción conjunta sumada durante 2 mil millones de años es la que permitió que seres más complejos como las plantas apareciesen, y mucho después nosotros estamos aquí.
Evolución consciente, cuerpo y mente
Ahí fuera hay gente muy curiosa, hoy en día son sobre todo científicos. Teorías como la Escala Kardashev que juegan con ideas como que: igual que una hormiga no puede comprender qué es un humano, quizá nosotros no podamos comprender cosas que están delante de nuestras narices todo el tiempo. Quizá más que una creencia para justificar un “dios” (o una civilización alienígena, que la Escala Kardashev va de eso), creo que es mejor usarla para abrirnos un poquito y ver las cosas con más humildad. No somos tan grandes como creemos, es más lo que no sabemos que lo que sí.
Volviendo al primer vídeo, quizá igual que esas cianobacterias no podían comprender con sus limitados sentidos a lo que estaban contribuyendo, quizá nosotros tampoco podamos hacerlo. Pero nosotros podemos pensar, imaginar y amar, somos conscientes de nuestra existencia. Imagina aquel ser acuático que salió del agua por primera vez hace miles de millones de años, fruto de la necesidad. Quizá una zona de agua estancada que se va secando y su organismo se empieza a adaptar a esa falta de agua. En algún momento viviendo a medio camino entre agua y tierra. Y así poquito a poco hasta evolucionar para vivir en tierra firme. Hasta nosotros.
¿Los humanos seguimos evolucionando?
Más que a nivel físico donde sí hay estudios que lo demuestran, ¿quizá evolucionamos también a nivel de consciencia? Piensa que hace tan poco como unos siglos se mataba a la gente en la plaza del pueblo para disfrute de todos, lo mismo con ciertas creencias que te hubiesen costado la muerte. Hoy en día son prácticas (casi) extinguidas o al menos que vemos con horror. Aunque quizá las hayamos sustituido por otras más sofisticadas como el escarnio público en Twitter.

No podemos separar cuerpo y mente. La forma de relacionarnos con todo, toda nuestra experiencia vital llega por nuestros sentidos. Un próximo paso necesario sobre todo si queremos no matarnos los unos a los otros, es tomar control de nuestro sufrimiento y utilizarlo en nuestro provecho. Transcender esas reacciones automáticas que nos hacen arrepentirnos al día siguiente y transcender esa mente que nos martiriza. Esto transformará nuestras vidas y también la de los que nos rodean. Con el tiempo cada pequeño acto diario de inconsciencia individual pasa a ser colectiva y todos ellos en conjunto dan lugar a las guerras, el hambre, la pobreza… y a nuestros políticos. Quizá consecuencias lógicas del estado de nuestras mentes.
Compasión en cadena
Se está empezando a estudiar el poder de la compasión en cadena. Cómo una minúscula acción compasivo puede afectar las acciones de la persona que la recibe y crear un efecto de compasión encadenada. Es algo que de alguna forma todos sabemos pero que a veces es difícil de poner en práctica porque no queremos o mejor dicho porque cuando algo nos “duele”, es difícil ser conscientes.

Primero quizá sea algo tan tosco como morderte la lengua y no dar una mala respuesta, pero con cierta práctica, quizá no te conviertas en un Gandhi pero sí en una fuerza que beneficie allá por donde pase. Te conviertas en una onda que llegue más allá de lo que puedes comprender. Y eso sin dejar de hacer tu vida normal, sin dejar de tener tu familia, tu casa o tu perro. Con un trabajo normal, sin tener que ser un monje o alguien importante con “influencia” en el mundo material.
“Es un poco vergonzoso el haber estado preocupado por los problemas de la humanidad toda mi vida para encontrar al final que uno tiene poco más que ofrecer a modo de consejo que ‘Intenta ser un poco más amable’.
Aldous Huxley, escritor y filósofo, autor de “Un Mundo Feliz”
Ánimo, tu sufrimiento cuenta
Por un momento imagina que tu sufrimiento cuenta, que es como un mecanismo que no sabes usar. Que de la misma forma que quizá nuestra existencia es importante a una escala que no imaginamos, cada palabra, cada acción, quizá cada pensamiento son una condición necesaria de hechos futuros. Cuando recibes algo negativo puedes ser consciente de tu reacción y de cómo te afectará el resto del día. Puedes transformar la inconsciencia en consciencia eligiendo no seguir esa ruta. Está en tu poder el cortar esa cadena de emociones negativas que no sabes a dónde llegará. Puede ser algo tan pequeño como ser amable con alguien que tiene un mal día o tan grande como dejar ir una rencilla familiar de generaciones. Ese dejar ir te beneficiará y transformará.
Aprender del sufrimiento para transformarnos
Cada vez que te enfrentes a esa pequeña situación en tu vida que te cause sufrimiento: sea un dolor físico, enfermedad, una situación, una interacción con otra persona o un pensamiento que te persigue piensa que “algo te duele” pero que un cambio es posible. Podemos aprender algo de los místicos islámicos como el murciano (¿sorprendido?) Ibn Arabi que veían nuestras vidas como un entrenamiento para transcendernos. Mediante la práctica del mindfulness, podemos desarrollar nuestra claridad sensorial para separar los componentes de ese sufrimiento y nuestra ecuanimidad para poder transcenderlo y transformarnos. Pero no de una forma pusilánime complaciendo a todo el mundo, sino con firmeza.

Todo evoluciona, como comenté en el artículo sobre Originación Dependiente la idea del vacío budista viene del concepto de impermanencia, cambio eterno. Y para mí, el sufrimiento es la resistencia al cambio, como un motor que no está bien engrasado y se va desgastando con el uso. Al mismo tiempo que el sufrimiento puede destruir nuestras vidas, este sufrimiento es la llamada de atención, allí donde duele es siempre donde “tenemos la herida”, el punto donde debemos evolucionar y madurar. Yo te ofrezco una práctica que te ayudará en este camino de autoconocimiento y transformación, bien sea tu recurso principal o un conjunto de herramientas que utilizar en tu vida cuando te enfrentes a una situación difícil.
Si hacemos consciente ese sufrimiento, identificamos aquello que duele y averiguamos por qué duele, podemos no sólo salir de él, sino utilizarlo para transformarnos. El grado de sufrimiento es proporcional al cambio necesario, cuanto más desviada de tus valores (aunque nunca hayas pensado en ellos, los tienes) esté tu vida, más sufrirás. Esto es lo que el Buda u otros como Ibn Arabi propusieron, entender el sufrimiento para salir de él.
Cuando aquello que antes tanto te molestaba ya no lo haga, habrás madurado, estarás evolucionando conscientemente.
Entre Oriente y occidente
Deja una respuesta