Voy a explicarte qué es meditar y si es lo mismo o no que el mindfulness o práctica de la atención plena. También por qué deberías meditar, cuáles son las características de una buena práctica de “atención plena” y su relación con la religión y espiritualidad.
¿Qué significa meditar?
Podemos definir meditar de una forma muy sencilla, “ser conscientes de dónde se mueve nuestra atención en cada momento“. Hay definiciones que añaden más cosas, como “sin juzgar” o incluso más detalles. Pero de lo que yo he leído y experimentado, ésta es la base de lo que Siddhārtha Gautama, el Buda, enseñó. Por supuesto que antes de los tiempos del famoso histórico Buda ya se meditaba de muchas formas, puede que en todas las culturas. En el grado en que seamos capaces de hacer esto continuamente sin “perdernos”, estaremos meditando.

¿Para qué sirve meditar?
Es sencillo explicar en qué consiste meditar pero sólo hasta le dedicas un poquito de tiempo es complicado entender qué está pasando. Es algo que tiene muchas capas y profundidades, como todas las cosas interesantes de la vida. Pero da igual nuestra maestría, si practicamos un mínimo estaremos puliendo nuestro ser y forma de ver el mundo. Poco a poco este cambio será una realidad cada vez más palpable reflejado en cómo mejorará tu vida de formas que no creías posibles. Te parecerá casi magia.
La mejor forma de saber si tu práctica de meditación está funcionando es que tu satisfacción personal y con tu vida mejorarán visiblemente.
Cuando meditamos estamos haciendo una cosa a la que se suele referir como “purificación”, algo que suena demasiado religioso y místico para los tiempos que corren. Podemos nombrarlo más sencillamente como “aclarar” o “desenmarañar” nuestra experiencia. Pero ¿por qué pasa esto y por qué queremos que pase?
Recibimos absolutamente todo el mundo que nos rodea por medio de nuestros sentidos: vista, oído, tacto, olfato, gusto… y pensar. Sí, para las tradiciones meditativas antiguas pensar, generar pensamientos, es un sentido. Sólo que, junto con el tacto (sensaciones corporales), es más primordial y difícil de “controlar” que otros evolutivamente más recientes como la vista por ejemplo.
Así que si conscientemente dirigimos nuestra atención a nuestros sentidos (cualquiera de ellos) y aplicamos concentración y ecuanimidad estamos purificándolos, clarificándolos o desenmarañándolos. Aclarando cómo percibimos la realidad, “quitándonos las gafas” por las que percibimos el mundo. Igual que con cualquier cosa a la que prestamos atención, ésta se vuelve más clara, detallada y su calidad mejora. Como cuando estamos leyendo un libro para 3 párrafos después darnos cuenta de que no nos hemos enterado de nada. Comparado con estar abortos en la lectura ignorando el mundo exterior, lo que ahora suele llamarse como “estado de Flow” (fluyendo junto a la experiencia).
Hacer algo con atención plena siempre lo mejora.
Entre Oriente y Occidente
Cualquier experiencia a la que nos enfrentamos en la vida es una combinación de impresiones en nuestros sentidos. Imagina que un compañero de trabajo te dijo algo que te hirió del algún modo. ¿Qué pasa el resto de tu día? Que no dejas de recordarlo y hacer mala sangre de ello, esto es charla interna quizá con imágenes e incluso sensaciones corporales (presión en el estómago, etc.). Podemos variar la magnitud y que fuera tu padre quien te repitiera de pequeño que eras un inútil. Puede que ni siquiera seas consciente de que este evento ocurrió, que no haya una charla interior clara. Pero subconscientemente toda tu realidad esté siendo filtrada por esta creencia limitante.
En la medida que poquito a poco accedas y desenmarañes estas experiencias serás capaz de procesarlas correctamente y “liberarte” de ellas para siempre. Meditar no es una solución pasajera, es un cambio profundo del ser.
¿Es meditar como ir al psicólogo?
Sí y no. No es casualidad que cada vez más psicólogos estén incorporando mindfulness a sus prácticas con mucho éxito. Esta es sólo mi opinión pues cada persona funciona mejor con diferentes modalidades de autoconocimiento y en determinados momentos funcionarán para ti cosas diferentes. Pero para mí meditar es la más poderosa de todas. Si quieres ir incluso más allá de la psicología profunda como la de C. Jung o Freud, y descubrir el conocimiento más profundo de ti mismo de primera mano, querrás meditar.
γνωθι σεαυτόν. Gnóthi seautón. Conócete a ti mismo.
Escrito en el templo de Apolo en Delfos

¿Cómo meditar?
Hay muchas modalidades de meditación, desde algo tan “sencillo” como seguir tu respiración a las más inverosímiles prácticas de los yoguis y elaborados rituales religioso-espirituales pasando por prácticas de los Estoicos griegos o la contemplación cristiana. No sabemos los miles o decenas de miles de años que el ser humano lleva meditando. Todas las culturas humanas con su diversidad han desarrollado prácticas espirituales, más o menos complejas y/o basadas en la superstición que podemos equiparar con meditar. Donde aplicamos nuestra atención es lo que llamamos el “objeto de la meditación”. Puede ser algo sencillo como la respiración, una sensación de bienestar, el cuerpo o incluso atención abierta, toda la experiencia sin intentar controlarla.
¿Por qué meditar está tan relacionado con religión y espiritualidad? ¿Debo creer en algo para meditar?
Si eres una persona tan lógica y científica como yo, meditar te pondrá a prueba. Me gustan las cosas profundas “que nunca se terminan”, por eso amo cómo el juego milenario del Go/Weiqi y las artes marciales tradicionales te ayudan a descubrirte. Pero no hay nada tan profundo como practicar la actividad creada para eso. Todas las diversas prácticas de coaching u otros métodos de mejora personal tan de moda contienen elementos meditativos. Conceptos como: escribir en un diario, hacer ejercicios de respiración, creencias limitantes, afirmaciones positivas, valores personales, zona de confort, enfrentarte a tus miedos, etc. De alguna forma todos estos conceptos y cómo trbaajr con ellos supone meditar en cierta forma, aclarar su expriencia y “romper barreras”. Quizá estas prácticas sean excelentes y justo lo que necesitábamos para superar ciertos baches en tu vida, pero no son la herramienta para llegar al fondo. Cada práctica tiene su propio lugar y tiempo.
A medida que medites puede que te encuentres con experiencias interesantes (o no, en el fondo da igual). Ciertas experiencias en el contexto de civilizaciones antiguas con culturas y valores diferentes fueron la semilla de lo que conocemos como religiones. Como internet, las religiones pueden ser buenas o malas, pueden servir para conectar y unir a la gente (religión viene de religare, unir, yoga quiere decir lo mismo) o para crear confusión y odio. Las ramas más místicas de cada religión, que profundizan en la práctica meditativa, siempre han sido más pacíficas, tolerantes y mucho más profundas que las religiones sin este componente. Por ejemplo los sufís islámicos o conocidos nombres como Santa Teresa de Ávila o San Juan de la Cruz en el catolicismo.

Sean cuales sean tus creencias o falta de ellas, no importa. Las verdadera esencia de tu religión, su corazón, sus libros sagrados, están preparados para la meditación. Prácticas contemplativas que siempre fueron parte de ellas hasta que se eliminaron. Si eres una persona puramente científica (aunque algo romántica quizá) meditar será igual de poderoso y útil en tu vida, no importa, meditar no depende de tus creencias, de tu materialismo o ateísmo. Hay misioneros cristianos practicantes de Zen y practicar Zen no supone un impedimento en sus creencias. ¿Te choca esto hasta el punto de rechazarlo? Si quieres entenderlo, experimentarlo de primera mano, te animo darle un tiempo justo al mindfulness, con constancia y así verlo por ti mismo.
¿Qué es el mindfulness o “atención plena”?
Mindfulness es una palabra difícil de traducir, no es una palabra muy exacta porque ya existía en inglés. Se utilizó como traducción de la palabra india en pali “sati”. Sati más o menos significa “atención”. Cuando decimos “atención plena” la reforzamos pues tiene la connotación de que es una atención conscientemente dirigida y no automática como cuando estamos perdidos en nuestros pensamientos.
Pero en el contexto moderno de la meditación, “atención plena” o mindfulness quiere decir “meditación informada por la ciencia”. Esto es, saber para qué meditamos y poder explicar científicamente lo que va pasando y los cambios que se van produciendo en nosotros. Así maximizar los beneficios y minimizar y saber ocuparnos de una forma racional de cualquier situación problemática que pueda derivarse de la práctica.
Mi práctica se basa en el paradigma UM (Unified Mindfulness) que se está extendiendo como una de las bases de las nuevas ramas de las Ciencias Contemplativas, derivadas de la neurociencia. Si quieres saber más puedes leer sobre mí.


Características de una buena práctica de atención plena o mindfulness
No importa que tu práctica sea budista, zen, yoga indio o tibetano, incluso chamanismo, pero debe desarrollar 3 habilidades. Así garantizar que obtendrás resultados y beneficios:
- Concentración: habilidad de poder dirigir tu atención a aquello que elijas.
- Claridad sensorial: capacidad de seguir de cerca y explorar tu experiencia sensorial en tiempo real.
- Ecuanimidad: poder seguir tu experiencia sensorial sin apego (no querer que termine) ni rechazo (intentar que no acabe).
Cuando leo “alguien me enseñó esta meditación donde me concentro en diferentes puntos de mi cuerpo pensando en ciertos colores, creo que me ayuda mucho”, me da que pensar. ¿Entiende esta persona qué está haciendo? ¿Cómo sabe que no está perdiendo su tiempo o incluso perjudicándose? ¿Qué hará si pasa algo que no puede explicar?
UM proporciona un método claro y preciso de meditar, pero también puede ser la sal que mejore tu práctica actual. Sea que ya tengas tu propia rutina de meditación o practiques yoga o artes marciales, te beneficiará aprender las bases del mindfulness. Si te ha interesado, te animo a reservar una sesión de mindfulness online conmigo y descubrirlo.
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