Hoy quiero hablaros sobre una práctica milenaria muy de actualidad: la meditación. Muchas veces mostrada como algo milagroso y lleno de misterio, veamos qué hay de cierto y qué de exageración en esta práctica ancestral. Como todas las cosas buenas de la vida es sencilla y a cambio necesita de práctica y disciplina. En base a mi experiencia hablaré de por qué es una actividad muy aconsejable y de cómo podemos hacerla parte de nuestro día a día. Veremos por qué siempre ha estado asociada a las artes marciales y cómo además puede mejorar tu Wingchun, tu Go y si te descuidas, tu vida.
Meditación
Cuando pensamos en la meditación lo primero que nos viene a la cabeza es una práctica tranquila donde nos sentamos, cerramos los ojos y dejamos pasar el tiempo “sin hacer nada”, pero ésta es sólo la apariencia. Y podemos meditar de muchas formas: desde seguir nuestra respiración, recorrer nuestro cuerpo, dejar vagar nuestra mente, pensar en seres queridos, etc. Podemos incluir la meditación en muchos nuestra vida cotidiana sin necesidad de desconectar del mundo pero primero empecemos por la base y su origen. ¿Qué pretendemos conseguir meditando? Hay varios objetivos según el tipo de la meditación que practiquemos, pero común a todas es el “ser conscientes del presente”, meditar nos ayuda a vivir el carpe diem. ¿Aún te suena extraño? Sigue leyendo.
Connotaciones religiosas y otros prejuicios
Antes de empezar y como sé que hay gente a la que le echa para atrás el meditar por ser “algo raro” o religioso, budista y raro comentar lo siguiente. El meditar puede o no tener connotaciones religiosas, igual que llover o tener buena suerte. En su origen las tenía y hoy en día es aprte fundamental del budismo, hinduismo y otras creencias asiáticas. Pues bien, meditar puede o no ser un acto religioso. Algo como un rezo católico o un mantra budista son tipos de meditación enfocada a tu fe, pero ni mucho menos el meditar termina ahí. Lo digo porque hay círculos donde incluso se considera “pecado” el meditar o está mal visto. Meditar no es tanto religioso como un ejercicio espiritual y mental, intrínseco al ser humano, pudiendo renunciar a la parte religiosa por completo.
La meditación es una parte indivisible del budismo
Si lo hacemos solos en casa nosotros elegimos, pero si vamos a ir a algún sitio o unirnos a algún grupo primero debes asegurarte de que sus motivaciones resuenen con las tuyas o que quieras probarlo. Se usa en sitios tan variopintos como colegios, consultas de psicología, práctica de artes marciales, hospitales, grupos religiosos, entornos más “New Age”, etc.
Cómo meditar. Método
Para este artículo y por mi experiencia nos centraremos en la práctica más común, el llamado “mindfullness” tan de moda en las redes o ancestralmente conocido como meditación vispassana. La forma más sencilla de vispassana requiere sentarnos en un sitio tranquilo en silencio y con una luz tenue. Es mejor si con constancia hacemos de ello una rutina a la misma hora del día. Los momentos preferidos son nada más levantarse para empezar bien el día o antes de acostarnos para relajarnos tras un día de estrés. No tenemos por qué hacer posturas extremas como hemos visto al estereotipo de hindú de la típica película.
Si nos cruzamos de piernas no es raro que tras un tiempo prolongado los pies se nos duerman por presionar algún nervio. Es normal e inofensivo aunque molesto y el proceso de meditar pasa por encontrar una postura cómoda —a mí sentado en el suelo se me siguen durmiendo—. Podemos usar un cojín plano, sentarnos en una silla o incluso tumbarnos. Hagamos como lo hagamos lo principal es mantener la espalda recta.
A continuación podemos poner una alarma suave con un determinado tiempo, unos 5, 10, 15 minutos al principio y cerrar los ojos. Empezamos. Después de 3 profundas inspiraciones y exhalaciones por la nariz, movemos nuestra atención a nuestra respiración, siendo profunda pero no artificialmente larga. La práctica consiste en concentrarnos en visualizar el propio aire entrando y saliendo de nuestros pulmones, pasando por nuestra nariz. A medida que mejoramos podemos centrarnos en un punto más pequeño como la zona de la nariz o las fosas nasales.
Puedes meditar en una silla, sólo vigila que tu espalda esté recta
Ya está, mantener este estado por el tiempo deseado es meditar y su práctica regular la solución de raíz a muchos problemas derivados de nuestra sociedad estresante. ¿Así de fácil? ¿Pero por qué funciona? Esto, por supuesto, es como decir que practicar Wingchun es sólo dar puñetazos o jugar al Go es poner fichas en un tablero. Veamos algunos detalles más para entender mejor qué hay detrás de algo en apariencia tan simple.
La revelación de la meditación
Aquí viene lo importante. Mantener este estado no es nada fácil, una vez llevamos unos pocos segundos haciendo esto nos daremos cuenta de que nuestra mente divaga, de cómo sin nosotros quererlo empezamos a pensar en lo que comimos ayer, en un email del trabajo que está a medio escribir y en la lista de la compra de mañana. Puede que sea una revelación para ti y la primera vez que seas consciente de cómo se comporta tu mente. No te asustes si la primera consecuencia de meditar es darte cuenta de que no controlamos nuestra mente como creemos. Cual brazo que empezara a moverse sólo, nuestra mente piensa en nuestros asuntos por sí misma, es lo que la tradición budista llama “mente de mono”. No pasa nada, es normal y la ciencia propone algunas explicaciones basadas en nuestra evolución.
¿Puedes calmar al mono que llevas dentro?
¿Por qué mi mente se pierde en sus pensamientos?
Hay dos factores:
- Nuestra mente piensa en cosas sin nosotros ordenárselo.
- Estímulos exteriores provocan reacciones automáticas.
Nuestra mente trabaja en segundo plano o “background” para aprovechar y ayudarnos con todas las cosas que tenemos que hacer a lo largo del día. Pero mientras esto pasa muchas sensaciones acuden a nosotros, nos embargan y si no somos conscientes nos atrapan en un torbellino. Esto tenía su lógica hace miles de años cuando las emociones eran nuestra guía, seguir nuestras emociones era útil, beneficioso para EL FIN: sobrevivir y perpetuarnos. Piensa en cómo los animales no se andan con tonterías ante el conflicto o a la hora de demostrar su superioridad: primero recurren a la intimidación y si no funciona, a la violencia. Nosotros hace tiempo que dejamos de hacer esto ante el conflicto.
Hace decenas de miles de años el enfadarnos y demostrar poder y fuerza delante de todos era necesario y una reacción violenta era habitual: podía salvar tu vida y la de tu estirpe. La sociedad era brutal y la vida no valía mucho. Y aunque hoy en día algunos mandamases se sigan empeñando en aplicar su particular reino del terror, cada vez está peor visto y todos tenemos mucho mejor concepto del líder trabajador y que cuida a su gente que del que consigue lo mismo mediante la violencia. Aunque muchas veces no lo parezca pero el mundo es un lugar cada vez menos violento donde el más fuerte no siempre gana. Hemos evolucionado socialmente en 2.000 años el equivalente a millones de años de evolución natural. Piensa que menos de 1.000 años significaron pasar del comienzo de la oscura Edad Media al mundo de las comunicaciones actual donde matar es vada vezmás un tabú.
Así pues, nuestras emociones a veces nos juegan malas pasadas y la meditación puede ayudarnos a ser más reflexivos, racionales y compasivos. Esto da lugar a un mejor manejo de los conflictos —de toda índole— y a una vida más feliz.
¿Por qué me ayuda meditar?
Como decíamos, el problema es que a pesar de ser ciudadanos del siglo XXI los pensamientos que nos asaltan producen sensaciones que nos desestabilizan. Solemos pensar en las cosas que nos preocupan y no tanto en las buenas. Y es que ¿de qué te sirve pensar continuamente en ese problema del trabajo si estás en casa con tu familia en unos momentos que deberían ser de relax y disfrute? ¿No sería mejor pensar en ello en la oficina cuando elijas hacerlo con toda tu energía y atención para dar con la mejor solución? Tampoco tiene sentido torturarnos con eso que hicimos mal ayer y de lo que nos arrepentimos, de esa mala respuesta que dimos y que dolió a alguien o de ese problema sobre el que no tenemos ningún control.
Éstas son las verdaderas razones para no dejar que nuestra mente divague: hay que limitar, mejor dicho aceptar o dejar ir —pues nunca desaparecerán— esos pensamientos que provocan los sentimientos espontáneos e incontrolables que cambian nuestro humor y que tantos disgustos nos dan, podemos ser dueños de nuestras emociones. Una vez seamos consciente de esto podremos trabajar en buscar la solución. Nuestra mente crea 3 tipos de pensamientos que no nos dejan vivir en el presente:
- Algo que pasó y no puede cambiarse. Resultado: recordarlo nos hace sufrir.
- Algo que está por hacer, posiblemente poco agradable, pero ahora no es el momento. Resultado: nos amarga lo que quiera que estemos haciendo.
- Aquello que nos afecta pero no depende de nosotros. Resultado: nos causa estrés.
Y uno extra:
- Una reacción rápida y precipitada ante un estímulo. Resultado: nos arrepentimos a los 5 minutos pero ya está hecho ¿por qué dijimos eso?
La meditación nos enseña que no tenemos por qué ser así, reactivos y viviendo en un mundo de preocupaciones y estrés. Podemos elegir trabajar para cambiarlo y no dejarnos llevar por la repentina ira ni la desconsoladora tristeza. Igual que un principiante en Go no sabe cómo poner una piedra en el tablero de Go y con años y estudio pasa de 30 kyu a 1 dan, también podemos aprender a responder de diferente forma a nuestras emociones.
Por medio de la meditación desarrollamos la ecuanimidad, el aceptar y no juzgar.
Ecuanimidad – RAE
Del lat. aequanimĭtas, -ātis.
1. f. Igualdad y constancia de ánimo.
2. f. Imparcialidad de juicio.
Meditar crea un “buffer“, un espacio de tiempo y reflexión entre que la reacción llega a nosotros —la mala noticia— y nuestra primera reacción automática y natural. Esto nos permite dar una reacción basada en la ecuanimidad y no en la emoción. Por supuesto no se trata de quedarnos 5 minutos pensando como bobos, es algo mucho más visceral y profundo, aprendemos a hacerlo naturalmente, entrenar nuestra reacción innata e inmediata. Yo lo comparo con reconocer la buena forma en Go según el resto del tablero o movernos automáticamente en Wingchun. Como consecuencia la gente que ha meditado por décadas se nos aparece como gente llena de paz, sosiego y amor y que siempre sonríe. Debemos entender que ser ecuánime no significa ser tímido y temeroso, sino ser aquello que la situación requiera y queramos, incluso severos e implacables, pero cuando así lo elijamos.
Piensa en las veces que reaccionaste de una forma de la que te arrepentiste poco después: agresivo y sarcástico tras un mal día haciendo pagar tu mal humor a un ser querido o titubeante, cediste cuando debiste mantenerte firme. Piensa en lo útil que te hubiera sido tener este espacio extra de reflexión, es algo que se puede practicar.
Liberar, no controlar
Si bien cuando hablamos de “controlar nuestras emociones” no suena muy bien y te puedes plantear si supone de alguna forma limitar nuestro “libre albedrío” o entrenarnos en cómo ser como un robot no es así y resulta ser un muy interesante tema del que hablar.
Aprendiendo a aceptar lo que nos pasa no estamos limitando nuestras emociones y naturaleza humana, simplemente podemos elegir el pensar y hacer lo que nos importa de verdad. Evitamos las reacciones repentinas que tantos disgustos nos dan, nuestra mente ahora es una herramienta que controlamos y ponemos a trabajar en aquello que nos importa. A eso se refiere el vivir en el presente, a ser conscientes y emplearnos en lo que estamos haciendo y es importante AHORA. No olvides que lo que haces y decides ahora construye el mañana.
Libera tu mente
Podemos mencionar de pasada el famoso estado del “nirvana” muchas veces asociado a meditar. Término religioso relacionado con el budismo y que entrando en religión otorga poderes casi sobrehumanos, desde volar como Superman a jugar al tenis como Rafael Nadal. En una acepción más “realista” se suele asociar con una ausencia total de pensamientos involuntarios lo cual nos libera del sufrimiento. Nuestra mente deja de vagar y está concentrada exclusivamente en el presente la totalidad del tiempo. Para mí es algo utópico y ningún practicante realista y serio de meditación, ni siquiera los monjes recluidos en un monasterio del Tíbet por décadas te hablarán de haberla alcanzado. Pero bueno, si así te gusta puedes tenerlo como un objetivo que te mueva a meditar, igual que hacer “la mano de Dios” o ser un verdadero maestro de kung-fu.
La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para avanzar.
Eduardo Galeano
Meditación y Wingchun
Una vez visto cómo el meditar puede ayudarnos en nuestras vidas también es una poderosa herramienta para potenciar aquello en lo que queremos mejorar mientras desarrollamos la atención. Esto lo empecé a vislumbrar en mi práctica del Wingchun y entiendo un poco mejor por qué meditación y artes marciales siempre han ido de la mano (WuChan 武禪). Asimismo podemos aplicarlo al Go, a pintar o a tocar la guitarra si lo deseamos.
Meditación y artes marciales van de la mano
Sobre meditación y artes marciales nos referimos a prácticas como el Qigong (氣功), algunos tipos de Taichi o el Yoga como “meditación en movimiento”: movimientos lentos y controlados, con especial énfasis en la respiración, donde nuestra atención se centra en la actividad y nada más. Habrá quien lo relacione con energía, “chi” (“qi”, 氣) y demás, pero puede verse como algo mucho más mundano. Al practicar conscientemente estas disciplinas estamos haciendo lo mismo que al concentrarnos en nuestra respiración, dejar pasar los pensamientos y centrarnos en la actividad en sí. Con el desarrollo de la atención el Wingchun mejora a nivel físico y mental:
- Mayor precisión, toda tu concentración está en cada movimiento y presión de tu oponente. Hacer algo en el momento correcto es mucho más importante que hacerlo rápido.
- Tu mente está calmada, es ecuánime y no te importa lo que tu oponente haga. Esto, cuando el objetivo de tu rival es golpearte supone un antes y un después. Es el “buffer” que mencionaba antes.
La primera forma del Wingchun, el “Siu Nim Tau” o “pequeña idea” es la compuesta de los movimientos más lentos y pausados. La forma más importante pues contiene toda la esencia del Wingchun. Hay linajes que emplean más de 20 minutos en completarla por lo pausado y cocnentrado de cada movimiento. No es necesario pero de vez en cuando puedes probar a hacerla más despacio.
Siu Nim Tao, Thierry Cuvillier Wingchun, Lo Man Kam – IpMan Lineage
Meditación, Go y otras actividades
Paco de Lucía decía que era un pesimista y que ese miedo a hacerlo mal era lo que le conducía a ser muy perfeccionista, a practicar mucho y a nunca sentirse satisfecho. Es interesante por la corriente de optimismo que nos invade por todas partes. No se trata tanto de verlo todo de color de rosa como de ser realistas, conocer nuestras capacidades y siempre ser conscientes de que con trabajo podemos superarnos. Cada persona es diferente y por la maestría legendaria con la guitarra que Paco de Lucía alcanzó parece que le dio buen resultado. Él contaba cómo se perdía y fluía en la práctica de la guitarra hasta fusionarse con ella. Mientras tocaba, sentía que era Dios y que podía hacer cualquier cosa. Fluía y creaba.
“Entre dos aguas”, una de su obras más conocidas tuvo mucho de improvisación
Realizar concentrados una actividad y conseguir que el mundo desaparezca es un tipo de meditación. Debemos trasladar ese estado a nuestras vidas.
Nunca seré el Paco de Lucía del Go, pero pocas cosas disfruto tanto como perderme en una partida. Que se me pasen las horas sin darme cuenta concentrado en el juego ponderando opciones, secuencias y disfrutando e intentando refutar a mi rival. Juego como 5 dan en Taiwán y aunque hace ya bastante tiempo que no me pruebo en torneos europeos, sé que algo he mejorado. Lo interesante es que no creo que mi estilo haya cambiado ni leo mucho mejor que antes. El cambio ha venido por pensar y reflexionar más sobre las consecuencias de cada jugada y por no dejarme llevar por el juego de mi rival. Aunque mi fuerza sea similar pero mis decisiones, mejor ponderadas, me llevan a menos errores y callejones sin salida. Igual que podemos entrenar el reflexionar más antes de dar una respuesta, ahora es más difícil que en el tablero me embarque en las peleas locas que aparecían antes.
“¡Esto no es Go, es parchís!” Suele decir mi maestro Mikami-san y creo que empiezo a entenderlo. Por supuesto que sigue siendo divertido hacerlo de vez en cuando y a veces cuando necesitas remontar no viene mal añadir un poco de incertidumbre a la partida, pero soy yo el que controla cuándo quiero que esto pase. Y si mi rival lo intenta no entraré al trapo si no me conviene.
Como en el Go, puedes añadir consciencia a todo lo que haces cada día, desde cepillarte los dientes pensando sólo en eso a lavar los platos sin mover tu mente de la propia actividad. Te invito a que pruebes a ser consciente de varias actividades cotidianas, ducharte, incluso caminar. Céntrate en eso que estás haciendo ahora mismo y nada más y verás cómo, casi por arte de magia, tu vida mejora.
¡Me encantaría escuchar vuestras opiniones!
Excelente, muchas gracias, solo me permito dudar sobre el hecho de que los humanos somos mejores que antes. En patagonia por ejemplo, los tehuelches vivieron 14 mil años en armonia con la naturaleza, eran pacificos excepto cuando los intentaban someter. Por lo menos creo que en patagonia hemos ido para atras.
Te mando un abrazo grande gracias por el articulo.
Muchas gracias Juan. Aun a pesar de todas las barbaridades que seguimos haciendo me permito el ser optimista para lo que nos depara el futuro. Aunque podríamos aprender mucho de nuestros ancestros, sobre todo en concienciación natural y respeto por lo que nos rodea. Al menos esta conciencia está despertando y se deja oir cada vez más alto. ¡Aportemos nuestro granito de arena!
Muy buen artículo Antonio, muy bien explicado y completo. Además, están muy bien traídos los ejemplos 🙂
Graciaaaas. Viniendo de un experto meditador es un gran halago 🙂
Guau! Pedazo de artículo. Soy un completo ignorante en este tema pero me has despertado la curiosidad.
¡Muchas gracias Pablo! Parece que se están popularizando muchas actividades implicando a niños y meditación con grandes resultados.